Después de un año y medio de silencio diplomático, Roy Barreras regresó al país para ayudar a construir un Frente Amplio del cual, según él, saldrá el próximo presidente de Colombia. Y en las varias entrevistas que ha dado ha hecho un diagnóstico que comparto en su mayoría. A pesar de que ya sabemos que Barreras será uno de los candidatos presidenciales de ese Frente Amplio, no tiene afán de empezar la campaña porque hay que definir las reglas del juego primero, es decir, definir las reglas de las consultas. Ha asegurado también que el próximo presidente será de centroizquierda, esto porque el gobierno de Gustavo Petro y de Francia Márquez instauró una promesa de cambio que llegó para quedarse, y que debe ser cumplida.
Tiene razón Barreras cuando dice que será más eficaz hacer campaña diciendo que el deseo de cambio debe continuar que hacer campaña con la idea de regresar al pasado. La extrema derecha solo puede seguir insistiendo en el miedo a Petro, quien, a pesar de sus errores, no ha destruido el país como decían que lo haría. Sin embargo, sabemos que el diagnóstico de la extrema derecha se basa en falacias, por esto, el de la izquierda tiene que basarse en hechos concretos, y, en este sentido, uno de los más importantes es que este gobierno se ha quedado corto en sus promesas.
Así, a diferencia del diagnóstico de Barreras, organizar una campaña electoral alrededor del argumento de que la derecha no ha dejado gobernar a Petro es reduccionista, y es un obstáculo para el cambio. Esa es solo una parte del diagnóstico porque la realidad es mucho más compleja. Cualquier balance de este gobierno debe reconocer que Petro se ha equivocado, no hacerlo, con el único objetivo de "preservar la unidad" y de no molestar a Petro, quien es implacable con sus críticos, es llevar a la izquierda a un suicidio político.
Por ejemplo, uno de los grandes errores de este gobierno es su política de 'paz total'. Siempre lo dijimos, está bien querer negociar con todos los grupos armados, pero cada negociación debe hacerse de manera sistemática. Salvo algunas excepciones, como el proceso que lidera Armando Novoa con la Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano, la 'paz total' ha sido bastante improvisada. Por querer hacer una paz 'marca M-19', Petro ha despreciado buena parte de lo que se había hecho en materia de paz en gobiernos anteriores.
Cualquier balance de este gobierno debe reconocer que Petro se ha equivocado en varios frentes. No hacerlo, con el único objetivo de ‘preservar la unidad’, es llevar a la izquierda a un suicidio político.
Esto sin mencionar lo insuficientes que han sido las medidas del Gobierno para proteger la vida de los excombatientes. Recuerdo cuando la izquierda era oposición en el gobierno Duque y lo fustigaba cada vez que asesinaban a un líder social o a un excombatiente. ¿Dónde quedaron toda esa rabia e indignación?
Por otro lado, como recordó Barreras: "Colombiano que no quiera ser presidente es porque es ecuatoriano"; además, Duque dejó la barra tan baja que ahora cualquiera quiere ser presidente. El panorama en la izquierda es desolador, no solo por la falta de cuadros, sino por la falta de propuestas para el país. Algunos creen que solo basta rendirle pleitesía y decirle "te amo" a Petro para ser el ungido.
Como ya lo he dicho, no se trata de seguir personas, se trata de retomar unas ideas de cambio. Por esto, valoro mucho las posturas de Iván Cepeda y de Susana Muhamad. Cepeda porque ha librado una incansable y ejemplar lucha contra la impunidad, y Muhamad porque tiene una hoja de ruta clara para Colombia en materia ambiental. Además, son de los pocos políticos en la izquierda que podrían tender puentes con los indecisos cuando llegue el momento de hacerlo.
Mientras tanto, seguiré insistiendo: estoy absolutamente convencida de que se puede hacer política sin tanta hipocresía ni tratando a la gente de estúpida, como lo ha hecho históricamente la derecha, y como, a veces, infelizmente, lo hace Petro.