Tomo prestada la expresión del alcalde Galán, quien anunció que Bogotá presentaría, como en efecto presentó, denuncia penal tras la confesión sindical sobre los bloqueos deliberados de TransMilenio que afectaron a más de 2 millones de personas humildes.
Galán interpretó bien el sentimiento colectivo predominante en la ciudad. La Fiscalía tiene la palabra. Además de lo anterior, quedan ocho grandes verdades flotando en el ambiente tras las malhadadas jornadas del miércoles y el jueves.
1) Yo no crie ese paro
Al ver que la convocatoria era paupérrima, el Gobierno, Benedetti y el propio Presidente decidieron descolgarse del paro. Se pegaron de un tecnicismo y es que en estricta aplicación del verbo ‘convocar’ ellos no convocaron. Pero lo apoyaron, sin éxito. Lo promovieron, sin éxito. Lo estimularon, sin éxito, y cuando vieron que sería un fracaso, lo abandonaron.
2) El tal paro no existió
A diferencia de lo que le pasó a Santos cuando no supo leer una manifestación ciudadana de hondo calado, y trató de desestimarlo logrando el efecto exactamente contrario, es decir, creciéndolo vertiginosamente, en este caso fue al revés. Por tratar de inflarlo, lo desinflaron. Fueron una marchas precarias que derivaron en actos vandálicos estimulados por los propios convocantes.
3) Trabajen vagos
La gente está jarta, no harta con educada y pasiva hache muda, sino jarta con jota sonora, activa y mayúscula con los paros, las marchas y los bloqueos.
Doña Estela en Popayán, doña Yaneth en el Verbenal, en Bogotá, las vecinas del portal de Suba, los camioneros en las vías del Cauca y muchos más en todo el país expresaron un mismo sentimiento de hastío y desesperación con los paros y decidieron actuar para no seguir pasando de agache.
La gente está jarta, no harta con educada y pasiva hache muda, sino jarta con jota sonora, activa y mayúscula con los paros, las marchas y los bloqueos
4) No jodieron a los ricos Epulones sino a los pobres Lázaros
Con estos bloqueos, que hoy desde el Gobierno quieren amparar y justificar, los “jodidos” no fueron los ricos Epulones que suele invocar el señor Presidente.
Los “jodidos”, siguiendo el mismo pasaje bíblico, fueron los pobres Lázaros, los más humildes, los que necesitan el transporte público, los que no tienen carro, los que viven de su ingreso diario y si no hay paga no hay comida en sus platos.
Al igual que en la desfinanciación del Icetex, o en las estocadas a Mi Casa Ya, “jodieron” a los Lázaros más necesitados, a los estudiantes que no tienen con qué pagar costosas matrículas o a quienes aún sueñan con tener su techo propio.
5) Petro está perdiendo la calle pero no ha perdido las elecciones
Ojo. No se equivoquen. Conserva el poder, conserva la chequera, conserva el gobierno, conserva, a juzgar por todas las encuestas, una porción significativa de sus aliados, desde los más convencidos sinceramente de su proyecto hasta los más escabrosos alimentados por propósitos criminales.
6) La consulta agoniza pero tampoco ha muerto
La primera sí. Más allá de leguleyadas, recibió cristiana sepultura. Revivirla por decreto, como bien dice De la Calle, sería un golpe de Estado.
Pero es que presentaron otra. Primero mal, por un ministro delegatario sin facultades delegadas, pero luego la radicaron con la firma del Presidente y aunque las primeras preguntas ya fueron negadas, subsiste la duda por las subsiguientes de salud.
7) La reforma resucitó pero no puede pupitrearse así
La plenaria del Senado tiene que obrar con plena responsabilidad. Aprobar lo que sea conveniente y negar o corregir lo dañino. No pueden contagiarse del afán pupitreador que se apoderó de algunos en la Comisión Cuarta, que hizo bien asumiendo el trámite pero dejó mucho por arreglar en plenaria.
8) El golazo tributario
Mientras ardía Yomasa, en Usme, mientras los vándalos hacían de las suyas en Suba con una población aterrorizada, en Palacio se firmaba un decreto para rasparles la caja a muchos sectores productivos y obligarlos a pagar en el 2025 los tributos que se deben cobrar en el 2026. Ahora el turno con esta enorme responsabilidad es del Consejo de Estado.
JUAN LOZANO