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Análisis

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¿Por qué se está marchitando el socialismo en la Unión Europea? Las graves crisis que enfrenta / Mauricio Vargas

Tras medio siglo de dominar buena parte del panorama, socialistas y socialdemócratas gobiernan solo tres países.

eUROPA

Los movimientos socialistas y de izquierda en Europa han decaido. Foto: Archivo EL TIEMPO / Agencias AFP y EFE

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ANALISTA SÉNIORActualizado:

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El panorama para los socialistas y socialdemócratas europeos, que ganaron decenas de elecciones y mantuvieron mayorías absolutas o relativas de gran peso en buena parte del último medio siglo, luce desolador. 
Tras perder las elecciones en Portugal, el 18 de mayo, contra una coalición conservadora, y quedar, con 22 por ciento, prácticamente empatado con la agrupación Chega, de extrema derecha, el Partido Socialista, que lideraba Pedro Nuno Santos, protagonizó la más reciente de una larga serie de derrotas de la otrora victoriosa rosa roja, símbolo desde los 80 de la izquierda moderada en el Viejo Continente.
En Europa el auge de la derecha es un hecho, como lo es también la caída, en muchos países, de las fuerzas socialdemócratas

Un panorama complejo para el movimiento socialista

De los 27 países de la Unión Europea, los socialistas solo lideran tres gobiernos: el de Pedro Sánchez en España, el de la primera ministra Mette Frederiksen de Dinamarca y, en la pequeña isla mediterránea de Malta, el de la presidenta Myriam Spiteri y el primer ministro Robert Abela, ambos del Partido Laborista, la agrupación socialdemócrata maltesa.
AFP

Friedrich Merz, nuevo canciller de Alemania y líder de la CDU. Foto:AFP

Al pobre resultado de los socialistas portugueses hace dos semanas, que llevó a la dimisión del economista Nuno Santos como líder del partido, se suma la caída de los socialdemócratas alemanes (SPD) y de su dirigente, Olaf Scholz, quien dejó la cancillería hace un mes tras el hundimiento de su gobierno de coalición con liberales y verdes, y el triunfo de la centroderecha de CDU que ahora lidera, en cabeza de Friedrich Merz, otra coalición en la que los socialdemócratas son minoría. 
En las elecciones de febrero, que ganó CDU, el SPD quedó tercero, superado por la agrupación de extrema derecha AfD. Con 16 por ciento de los votos, obtuvo su peor resultado desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Pedro Sánchez, durante el acto electoral en Gijón.

Pedro Sánchez, presidente de España. Foto:José Luis Cereijido/ EFE

En la primera quincena de mayo, Rumania celebró elecciones presidenciales, y tras la primera vuelta del 4 pasaron a balotaje el vue los socialistas tienen una limitada participación. El primer ministro socialista, Marcel Ciolacu, jefe de Gobierno desde junio de 2023, renunció luego de la primera vuelta al entender que la victoria, en esa primera ronda, del ultra Simion, lo obligaba a dar un paso al costado.
Los socialistas también perdieron en Países Bajos en las parlamentarias de 2023, y en Austria en septiembre del año pasado, cuando el Partido Socialdemócrata quedó tercero, detrás del FPO (Partido de la Libertad), de extrema derecha, y del Partido Popular (derecha moderada). Estos resultados vinieron a sumarse a la derrota en 2022 del Partido Socialdemócrata en Suecia, que gobernó durante 60 de los 80 años desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, y en Finlandia, donde los socialdemócratas perdieron el poder en 2023.
El escenario contrasta con el gran auge de socialistas y socialdemócratas europeos a mediados de los años 80. En ese entonces mandaban en Francia, con el presidente François Mitterrand; España, con el presidente del Gobierno, Felipe González; Portugal, con el primer ministro Mario Soares; Grecia, con el jefe de Gobierno Andreas Papandreu, e Italia, con el presidente del Consejo, Bettino Craxi, en el cargo entre 1983 y 1987. A ellos se sumaban el socialdemócrata Olof Palme, que gobernó Suecia desde 1982 hasta su asesinato en 1986, y la laborista Gro Harlem Brundtland, que lideró Noruega entre 1986 y fines de 1989.
Los negociadores del Brexit tendrán otra oportunidad de llegar a un acuerdo comercial, a pesar de que aún persisten serios desacuerdos entre el Reino Unido y la Unión Europea y las conversaciones están casi fuera de tiempo.

Unión Europea. Foto:Bloomberg.

Los casos de Francia y España, una lista de duras caídas y tropiezos

“En Europa el auge de la derecha es un hecho, como lo es también la caída, en muchos países, de las fuerzas socialdemócratas”, anotaba hace pocos días en el diario español 20 minutos su corresponsal en Bruselas, Emilio Ordiz. “La coyuntura general –agregó– ha dejado a Pedro Sánchez como el líder más consolidado en ese campo ideológico, incluso pese a que su Ejecutivo no sea ni mucho menos firme”, pues ni siquiera ha sido capaz de pasar una ley tan fundamental como la del presupuesto.
Alemania

Olaf Scholz también sufrió una dura derrota en Alemania. Foto:EFE

Sánchez es el único socialista al frente del gobierno de uno de los grandes de Europa. Pero su debilidad salta a la vista cada semana, en debates y votaciones. Con apenas 120 curules de las 350 del Congreso de los Diputados, los socialistas españoles dependen de sus aliados de Sumar (izquierda radical), que son 27, y de votos conseguidos aquí y allá entre los nacionalistas vascos y catalanes, a quienes han tenido que hacer un rosario de concesiones.
Todo esto se ve agravado por una secuencia de escándalos de corrupción y abusos de poder, que involucran a algunos de sus más cercanos colaboradores, y que ha salpicado a su esposa, Begoña Gómez, y a su hermano David Sánchez, quien acaba de ser llamado a juicio por tráfico de influencias.
En Francia, la situación es aún más complicada. El Partido Socialista renació de las cenizas, a principios de los 70, bajo el liderazgo de François Mitterrand, y en mayo de 1981 logró ganar con él la Presidencia de la República. Fue protagonista central de la política en Francia por 35 años: en ese período, ocupó la presidencia durante casi 19 (con Mitterrand entre 1981 y 1995, y con François Hollande entre 2012 y 2017), y el cargo de primer ministro a lo largo de 17.
La coyuntura general ha dejado a Pedro Sánchez como el líder más consolidado en ese campo ideológico, incluso pese a que su Ejecutivo no sea ni mucho menos firme
Pero en las dos últimas elecciones presidenciales y en las tres últimas parlamentarias (2017, 2022 y 2024) ha mordido una y otra vez el polvo, con derrotas cada vez más duras. En 2017, su candidato Benoit Hamon ocupó el quinto lugar de la primera vuelta presidencial, con apenas 6,3 por ciento de los votos. Cinco años más tarde, su candidata, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, quedó en el décimo lugar, con apenas 1,75 por ciento de los sufragios. En la Asamblea Nacional, hoy tiene 66 de 577 curules.
La semana pasada, sus militantes votaron para elegir al primer secretario, y aunque todo indica que el actual, Olivier Faure, de 56 años, será reelegido en la segunda vuelta de la votación mañana, la situación del otrora poderoso partido de la rosa roja es muy precaria. Hace pocos años, podía mostrar un cuerpo de militantes afiliados robusto de más de 200.000, hoy reducido a menos de 40.000, de los que en la primera vuelta para elegir primer secretario apenas sufragaron 24.000.
Emmanuel Macron

Desde la llegada de Emmanuel Macron, varios socialistas se separaron de su colectividad, Foto:EFE

Más grave aún, quienes hace poco aparecían como interesantes alternativas, como el ex primer ministro Bernard Cazeneuve y el eurodiputado Rafael Glucksmann, se disponen a montar tolda aparte, lo que debilitaría aún más al partido. Desde la llegada al poder, en 2017, de Emmanuel Macron y su coalición centrista, varios socialistas se separaron de su colectividad y aceptaron un ministerio en los gabinetes macronistas. Entre tanto, el ala izquierda del partido sigue defendiendo la alianza con el populista Jean-Luc Mélenchon, cuyas ideas nada tienen que ver con la izquierda moderada y europeísta, sello de los socialistas desde mediados de los 80.
“Atrapado desde 2017 entre Macron y Mélenchon, que absorvieron una parte de su electorado, el Partido Socialista debió ceder a la tentación de aliarse con LFI (de Mélenchon)”, escribió este fin de semana en su nota editorial el diario parisino Le Monde. “Salir de esa dependencia, como lo proclaman los pretendientes a la futura dirección, supone estructurar una oferta atractiva”, agrega el diario, y remata: “El partido ha tardado en emprender esa tarea”.

¿A qué se debe la caída de los movimientos de izquierda en Europa?

A la luz de los resultados electorales de los últimos tres años, la discusión no es tanto si los partidos socialistas y socialdemócratas europeos están en crisis, sino cuáles son las causas y si existen posibilidades de un resurgir de esa corriente.
Para muchos analistas, el origen del deterioro hay que buscarlo en la caída del muro de Berlín, en noviembre de 1989, pues, aunque la socialdemocracia europea estaba lejos del comunismo soviético y de Europa del este, para la izquierda en general el fracaso de esos regímenes significó la muerte del sueño de la igualdad y de la mano protectora del Estado. Como dijo en ese entonces el diputado socialista español Carlos Sanjuán, un histórico que ocupó su curul entre 1979 y 2000, “los cascotes del muro nos han caído encima”.
Socialistas y socialdemócratas buscaron entonces una tercera vía –como la llamó el líder laborista inglés Tony Blair– que combinara las ventajas del capitalismo con un Estado que mediara para garantizar los derechos de los trabajadores y de los más débiles, además de la mejoría de su condición social. No se trataba ya de destruir el capitalismo, sino de garantizar que la riqueza que generara alcanzara para elevar el nivel de vida de los más desfavorecidos.
Mette Frederiksen, primera ministra de Dinamarca.

Mette Frederiksen, primera ministra de Dinamarca. Foto:EFE

Ese acomodamiento de la izquierda moderada dejó a los grupos de inconformes (jóvenes rebeldes, desempleados, marginales y renegados) sin el cobijo que los socialistas pretendían darles, y esos grupos se volvieron presa fácil de los populismos, de extrema izquierda muchos, pero también de la extrema derecha nacionalista que acudió al expediente facilista de culpar a los inmigrantes de todos los males.
Salir de esa dependencia, como lo proclaman los pretendientes a la futura dirección, supone estructurar una oferta atractiva
A lo anterior se suma la falta de líderes de la talla de Felipe González, Mario Soares o Mitterrand, que fueron sucedidos por figuras mucho menos carismáticas. Y se agrega también la corrupción, cuyos escándalos comenzaron a golpear a estos partidos a medida que se acomodan en el gobierno y se dejaban seducir por el dinero fácil.
¿Cuánto durará esta crisis? Difícil saberlo, aun si la política suele tener movimientos pendulares en que los perdedores de hoy pueden ser los ganadores de mañana. 
En el caso de socialistas y socialdemócratas, el problema es que la derecha, en especial la populista más radical, parece haberse apropiado de los inconformes, como explicaba el politólogo francés Dominique Reynié, profesor de Sciences Po, en una entrevista la semana pasada con el semanario L’Express. 
“En Europa, la derechización apenas está comenzando”, explicó, en lo que suena a sentencia para los partidos de la izquierda moderada.

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