Joven de 23 años pensó que su dolor de espalda era por mala postura y ‘aguantó’, pero tenía cáncer: ‘Mi mundo se derrumbó’

Deborah Hernani de Oliveira Souza, una joven de 23 años de Manaus (Amazonas, Brasil), llevaba una rutina intensa antes de que su salud diera un giro inesperado. Funcionaria pública durante el día y estudiante universitaria por la noche, cursaba el último semestre de la carrera de Derecho mientras trabajaba a tiempo completo. Sus días estaban marcados por el trabajo, las clases y largas horas frente al computador.

(En otros temas: Especialista insiste en que 'engordar no es cosa de un solo alimento, sino que es una cuestión de hábitos': siete claves para perder peso).

A finales de julio de 2024, Souza comenzó a experimentar un dolor persistente en la zona lumbar. Inicialmente, atribuyó el malestar a su postura durante las largas jornadas de estudio y trabajo. "Como me pasaba el día sentada frente al ordenador y a veces incluso dormitando en la silla, pensé que era solo un problema de mala postura y seguí aguantando", relató. 

Aunque en un primer momento acudió a urgencias, el médico que la atendió únicamente le recetó analgésicos, atribuyendo el dolor al cansancio acumulado.

El tratamiento inicial alivió temporalmente los síntomas, pero al día siguiente el dolor regresó. Ante la insistencia de su novio, Souza regresó al hospital, solicitando exámenes más exhaustivos.

Tras realizarle una tomografía computarizada y una ecografía de ovario, los médicos detectaron un quiste. Le informaron que este podría estar presionando su columna, lo que explicaría los dolores de espalda, por lo que fue enviada de regreso a casa. Sin embargo, el malestar continuó y, al día siguiente, su madre decidió acompañarla nuevamente a urgencias, solicitando su hospitalización para investigar a fondo las causas de su condición.

“Me ingresaron a las 7 de la mañana. Tenía mucho dolor, pero seguía haciendo todo con normalidad. Luego, por la tarde, me levanté para ir al baño y me fallaron las piernas. Casi me caigo, pero me agarré a la cama”, relató. Al regresar a la cama, las piernas de Souza quedaron completamente inmóviles: “La desesperación se sumó al dolor en la columna y grité sin parar”.

(Lea también: 'Le ganó al ladrón': joven cuenta cómo la robaron en Bogotá y se burla del delincuente por lo que se llevó).

Ese mismo día debía realizarse una resonancia magnética, pero el equipo disponible se encontraba en otro hospital. Fue trasladada en ambulancia, mientras soportaba intensos dolores. “Nunca olvidaré al conductor de la ambulancia sujetándome la cara y diciéndome que era fuerte. Dijo que iría despacio y que lo lograríamos. Lo logramos, pero mi madre y yo gritábamos y llorábamos”, recordó.

El examen de resonancia reveló la presencia de un tumor comprimido contra la médula espinal, lo que explicaba la pérdida de sensibilidad y movilidad en sus piernas. La masa estaba incrustada en las vértebras, lo que obligó a realizar una cirugía de urgencia el 4 de agosto.

La operación, de alta complejidad, duró siete horas y requirió múltiples transfusiones sanguíneas. Familiares y amigos acudieron masivamente al hospital para donar sangre; en total, 102 personas se ofrecieron como donantes. “El neurocirujano dijo que la cirugía fue muy difícil porque el tumor estaba completamente adherido a mis vértebras. Me ingresaron en la UCI para recuperarme. Estaba lo mejor posible, pero no conseguía recuperar el movimiento de la pierna. Aun así, me dieron esperanza de que, con el tiempo, volvería a la normalidad”, comentó.

Poco después de la cirugía, cuando apenas tenía a una amiga acompañándola, un médico le comunicó el resultado del análisis del tejido extraído durante la intervención. Souza fue diagnosticada con leucemia mieloide aguda (LMA), un tipo de cáncer que afecta las células de defensa del sistema inmunitario.

(Le recomendamos: Colombiana en España desató debate en las redes sociales por la crianza de su hijo: 'interfieren demasiado').

“El examen reveló un tumor que me comprimía la columna vertebral, cerca de la médula espinal, lo que me impedía mover las piernas. Estaba incrustado en las vértebras”, explicó. La noticia fue devastadora: "Mi mundo se derrumbó al enterarme de la noticia. Las máquinas empezaron a pitar, mi corazón casi se para. Mis lágrimas no paraban de fluir. Además de perder el uso de las piernas y someterme a una cirugía difícil, ¿también tenía cáncer?", expresó.

El oncohematólogo Otávio Baiocchi, jefe del centro especializado en linfoma y mieloma del Hospital Alemão Oswaldo Cruz, explicó que la LMA es una emergencia médica caracterizada por fatiga extrema, anemia severa, infecciones frecuentes, sepsis y hemorragias debido a la disminución de plaquetas.

Mientras aún permanecía en la unidad de cuidados intensivos, Souza inició su primer ciclo de quimioterapia. Los efectos secundarios fueron inmediatos y severos: fiebre, escalofríos, reacciones alérgicas, y finalmente un coma acompañado por el inicio de una falla orgánica. "Me istraron altas dosis de medicamentos para salvar mis órganos vitales, como el corazón, pero esto impidió que la sangre circulara a mis pies y se necrosaron. Tuvieron que amputarme los dedos del pie derecho", relató.

Tras un mes en estado crítico en la UCI, logró estabilizarse y fue trasladada a una habitación. En total, permaneció hospitalizada durante cuatro meses hasta su regreso a casa el 27 de noviembre. Desde entonces, ha continuado con el tratamiento oncológico y se encuentra actualmente en su cuarto ciclo de seis programados de quimioterapia.

A pesar de la gravedad de la enfermedad, los médicos consideran que no será necesario realizar un trasplante de médula ósea.

(De su interés: Dermatólogo revela la parte del cuerpo que olvidan lavar la personas al bañarse y es muy importante: ‘Atrapa suciedad’).

Más allá de la lucha contra el cáncer, Souza también enfrenta el proceso de adaptación a su nueva condición como persona con discapacidad. "Adaptarme a la silla de ruedas ha sido difícil desde el día que dejé de moverme y no he vuelto a sentir nada de mis piernas", explicó.

Aunque las limitaciones físicas han modificado su rutina, mantiene el propósito de concluir sus estudios. “Aún tengo intención de terminar la carrera, pero en este momento es muy difícil porque dependo completamente de otros para la movilidad”, señaló.

Actualmente, Deborah comparte su experiencia en las redes sociales con el objetivo de concientizar sobre la importancia de prestar atención a los síntomas y buscar atención médica temprana. “El cáncer no elige a nadie por edad”, reflexionó. Mediante su testimonio, espera fortalecer la fe de otros y ofrecer un mensaje de superación frente a los desafíos más inesperados de la vida.

O Globo (Brasil) / GDA