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Mataron a su madre e hijos antes de dar con él: así terminó la sangrienta cacería de alias Mono Copete en Magdalena

El jefe del 'clan del Golfo' había logrado escapar de atentados criminales dirigidos por enemigos en Santa Marta.

Rubén Paredes conocido como ‘Mono Copete’ fue buscado y asesinado en Ciénaga. Foto: Redes sociales

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Roger Urieles

05.06.2025 12:07 Actualizado: 05.06.2025 13:49

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La historia de Rubén Paredes, conocido como el ‘Mono Copete’, terminó como muchos anticipaban: con una ráfaga de disparos en la noche.

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Aunque logró evadir por meses a sus perseguidores, su suerte cambió el martes cuando sicarios armados llegaron hasta la vivienda donde se refugiaba en el barrio Carreño, en el municipio de Ciénaga, y lo ejecutaron sin posibilidad de defensa. El hecho dejó además tres personas heridas que se encontraban cerca del lugar.

“Era un objetivo militar para las Autodefensas Conquistadores de la Sierra, quienes ya habían enviado varios mensajes violentos para forzarlo a salir del territorio. Finalmente lo encontraron y lo eliminaron”, confirmó una fuente de inteligencia.

La guerra entre bandas criminales

Rubén Paredes era señalado por las autoridades como un actor clave en la disputa territorial por el control del microtráfico en el sur de Santa Marta, particularmente en el barrio El Pando, donde operaba bajo el mando de alias ‘Andresito’ y, según las investigaciones, también desde la cárcel con apoyo de otros cabecillas.

El comandante de la Policía Metropolitana de Santa Marta, coronel Jaime Ríos, detalló el prontuario criminal del hoy occiso:

“Este sujeto tenía antecedentes por porte ilegal de armas desde el año 2023. Tenía un papel protagónico dentro del Clan del Golfo, en especial en labores de distribución y venta de estupefacientes. Su muerte es parte de un ajuste de cuentas en la disputa con las Autodefensas Conquistadores de la Sierra”.

La ejecución de ‘Mono Copete’ es solo una pieza más en la guerra soterrada que libran estas estructuras por el dominio del narcotráfico en la región.

La violencia alcanzó a su familia

Aunque Paredes logró esconderse durante meses, su familia pagó las consecuencias de la persecución. En noviembre de 2024, dos de sus hijos, Carlos e Iván, fueron asesinados a balazos afuera de su casa en el barrio El Pando. Fue el primer golpe y advertencia directa.

Luego, en mayo de 2025, sicarios ingresaron con fusiles a la misma vivienda buscando a Rubén. No lo encontraron, pero descargaron su ira contra su familia: su madre, Inés Manga, de 94 años, fue asesinada; su hermana y un sobrino de 10 años resultaron gravemente heridos.

“Fue una escena dantesca. Más de 20 tiros dentro de una vivienda. Querían acabar con él a toda costa”, comentó un vecino.

Un mensaje grabado en sangre

Tras ese ataque, las ACSN difundieron un video en redes sociales en el que entregaban a tres hombres, presuntos reclutados por el Clan del Golfo. Afirmaban que Rubén Paredes, con ayuda de Jesús Yánez desde la cárcel Rodrigo de Bastidas, los había enrolado para fortalecer su estructura criminal.

“El mensaje era claro: lo iban a matar”, aseguró una fuente judicial.

La noche del martes, ese mensaje se concretó. En su escondite en Ciénaga, Rubén fue sorprendido y asesinado. Los impactos de bala perforaron paredes, puertas y cuerpos, dejando otra escena sangrienta en el rastro que dejó su vida criminal.

Con la muerte de alias ‘Mono Copete’ se cierra una etapa, pero la violencia no parece tener freno. Las autoridades creen que habrán represalias y nuevas disputas por el control del negocio ilegal.

“Estos grupos no descansan. Lo preocupante es que sus conflictos siguen afectando a la población civil. Niños, adultos mayores, familias enteras han sido alcanzadas por esta guerra”, dijo Norma Vera, defensora de derechos humanos, quien ha sido insistente en la necesidad de abordar con mayor eficiencia esta disputa criminal que tiene en el medio del fuego cruzado a la ciudadanía de bien.

La cacería terminó. Pero la guerra continúa.