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Noticia
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Tía de Jaime Murcia, asesinado por sicarios en restaurante de Santa Bárbara, rompe su silencio: 'Pedimos justicia'
Solicitan no especular hasta que culminen investigaciones.
El sicariato ocurrió en el barrio Santa Bárbara Central en Usaquén. Foto: Carol Malaver EL TIEMPO Derechos de autor
El asesinato de Jaime Murcia Pinzón, ocurrido a plena luz del día en el barrio Santa Bárbara Central, de la localidad de Usaquén, no solo dejó una silla vacía en un restaurante del norte de Bogotá, sino también un profundo vacío en su familia, que hoy clama justicia. Compungida, su tía rompió el silencio para hablar del hombre que, dice, no merecía un final así.
“Estamos devastados. Jaime era un hombre bueno, sin líos. No entendemos por qué alguien querría hacerle esto. Solo pedimos que se investigue, que se haga justicia”, expresó . “Era un trabajador incansable, un comerciante con muchas actividades. Además, era una persona muy preparada. Estudió en Boston y siempre buscaba salir adelante, no solo por él, sino por sus tres hijos”.
La mujer describió a su sobrino como alguien comprometido con su familia y que nunca estuvo vinculado a situaciones problemáticas. “Jaime no tenía enemigos. Era respetuoso, amable, muy querido por todos los que lo conocían. Esto ha sido una tragedia no solo para nosotros como familia, sino para quienes lo veían a diario en la zona”, agregó.
El crimen ocurrió el pasado jueves al mediodía en una zona concurrida de Usaquén. Dos hombres armados, con cascos de motocicleta y silenciadores en sus armas, entraron a un restaurante en la calle 119 con carrera 11D y ejecutaron a Murcia de varios disparos a quemarropa. Según testigos, apenas se oyó un leve estallido, pero la escena posterior fue caótica: gritos, vidrios rotos, confusión y terror.
Jaime Murcia se encontraba dentro de un restaurante de la zona. Foto:Carol Malaver EL TIEMPO Derechos de autor
Murcia había llegado al restaurante en un vehículo de alta gama y, al momento del ataque, estaba acompañado por otra persona cuya identidad no ha sido revelada. Los sicarios no dejaron margen de reacción: entraron, dispararon y huyeron en una moto que los esperaba afuera.
El hecho causó conmoción inmediata entre vecinos y comerciantes del sector, quienes conocían bien a la víctima. “Era un señor muy querido. Siempre saludaba, se tomaba su tiempo para hablar con uno”, relató un mesero de uno de los locales cercanos. “No parecía alguien metido en problemas. Al contrario, era un cliente frecuente y amable”.
Mientras las autoridades investigan si su asesinato está relacionado con posibles negocios en el sector de la construcción —aún sin confirmar—, la Fiscalía y la Policía analizan los videos de cámaras de seguridad del área. También tratan de establecer si existe conexión entre Murcia y el hombre, con quien, según una fuente, habría estado reunido antes del crimen. Por ahora, todo esto se encuentra en fase de hipótesis.
Era un señor muy querido. Siempre saludaba, se tomaba su tiempo para hablar con uno
Varios oficiales de policía acudieron al lugar tras el ataque. Foto:Carol Malaver EL TIEMPO Derechos de autor
A pesar del despliegue de las autoridades, los familiares sienten que la respuesta institucional ha sido lenta. “Nos duele la frialdad con la que se ha manejado esto. Jaime no era un desconocido, tenía familia, hijos, y merece justicia. No puede ser que esto quede así”, insistió su tía, quien también pidió respeto frente a las especulaciones que han comenzado a circular.
La violencia del ataque no solo dejó huellas físicas en el restaurante —como los ventanales rotos por los disparos—, sino también una herida profunda en una comunidad que ahora se siente vulnerable. “Ya no se puede ni almorzar en paz. Uno no sabe quién se le puede sentar al lado”, comentó otro trabajador del sector gastronómico.
Ya no se puede ni almorzar en paz. Uno no sabe quién se le puede sentar al lado
La silla donde Jaime Murcia almorzaba quedó intacta, con su cuerpo desplomado sobre ella. Esa imagen ha quedado grabada en la memoria de muchos ciudadanos de Bogotá.
Santa Bárbara, considerada una zona segura, ha sido en los últimos meses escenario de varios hechos violentos, robos y amenazas. Aunque la Policía ha intensificado los patrullajes, los comerciantes sienten que la delincuencia avanza más rápido que las respuestas.
Mientras tanto, la familia de Jaime enfrenta el duelo con rabia e impotencia. “A uno le arrebatan a un ser querido y nadie dice nada. Lo mataron como si fuera un objetivo, pero Jaime era solo un padre de familia, un trabajador. ¿Quién responde por esto?”, concluyó su tía. La investigación continúa y la ciudad suma una víctima más de la violencia.