Argentina 1985 (Santiago Mitre, República Argentina, año 2022). Segundo año de la reinstauración democrática presidida por Raúl Alfonsín. En la Cámara Federal de Apelaciones, en Buenos Aires, se realizaron las audiencias preliminares y dos fiscales pretendieron algo inusitado: revocar fallos de la justicia militar y asumir un proceso civil.
El fiscal Julio César Strassera, personificado por el siempre creíble Ricardo Darín, y su joven asistente Luis Moreno Ocampo —una revelación actoral, Peter Lanzoni—, lograrán llevar al banquillo de los acusados al expresidente general Jorge Videla y nueve comandantes más que sembraron el terror, entre 1976 y 1983 —en todo el país se volvieron recurrentes las redadas a medianoche con proliferación de interrogatorios, torturas y desapariciones—.
Jueces, testigos y víctimas fueron amenazados… Para efectuar las investigaciones criminales fueron contratados jóvenes abogados, no comprometidos con derechos humanos que pudieran ser descalificados por comunistas, se destapó un plan sistemático nacional y el encubrimiento oficial puesto que “todos sabían lo que estaba ocurriendo” —las pruebas sumaron 16 tomos y 4.000 folios—. Tres bastiones decisivos: madres y abuelas de la Plaza de Mayo, el lema de ‘memoria, verdad y justicia’ y… un ¡nunca más! De cierre. Mejor película latinoamericana, histórica y política, en lo que va corrido del siglo (Prime Video).
Aftersun (Charlotte Wells, Escocia-Inglaterra-Estados Unidos, 2022). Ópera prima, puesta en escena de una modesta playa turca a finales de los 90. Veinte años después, en el presente, Sophie recuerda las mejores vacaciones de su vida junto al papá que no conocía. Línea narrativa, amorosa y fluida: en un sencillo hospedaje, la entonces niña afrontaba el distanciamiento de sus padres y las consecutivas lejanías continentales, sin recurrir al consabido flashback ni abordar el tránsito de Nueva York a Edimburgo y de Londres a Estambul.
Ella, narradora, reconstruye con evidente nostalgia e inevitable pesadumbre aquellos días dignos de recordar cerca de semejante hombre cauto renacido como entrañable padre. Dos excelentes actores dotados de fibras sensibles y complicidades incipientes: Paul Mescal (Calum) y Frankie Corio (Sophie). En playa y piscina tomando el sol, en el bote o en la miniteca, brotan amores inocentes y picardías compartidas con nuevos amigos de paso.
Presentada por MUBI, mejor película del año según The Guardian y Sight & Sound; premiada por los críticos de Cannes, obtuvo siete trofeos del cine independiente británico. Miradas tiernas y caricias respetuosas, silencios compartidos y fotos instantáneas, desde pequeña se revela depresiva y melancólica, dice sufrir de angustias e insistentes pesadillas. Él, objeta… “estamos aquí para pasarla bien”; abierto y comprensivo, potencial cómplice, apunta en el mar arenoso que… “puedes hablarme de todas las cosas que te pasan”.
Close (Lukas Dhont, Bélgica-Países Bajos, 2022). Léo y Remi, amigos del colegio y el vecindario rural, mantienen una fraternal amistad por encima de prejuiciosos e hirientes comentarios de sus compañeritos de clase. Uno de ellos, de familia floricultora, ayuda en la siembra y recolección de pompones multicolores en locaciones de la idílica campiña belga flamenca. Hay planos inolvidables, preciosos, cuando los dos chicos corren por entre venteados sembradíos para significar sus ansias incontenibles de… libertad.
Como espectadores asistimos al rompimiento abrupto de tal camaradería y nos percatamos de consecuencias nefastas sobrellevadas por quien afronta los súbitos cambios de la ruptura, con sentimientos de culpa que recaen particularmente sobre una de las madres tan desorientada como doliente. Por su delicadeza y perspicaz manejo de las relaciones interpersonales, además de sus consecutivos esbozos familiares, obtuvo el Grand Prix del Festival de Cannes 2022 y figuró en la programación bogotana del BIFF.
Trasluce, también, el manifiesto interés por captar las cotidianidades campesinas y escolares con espontáneas descripciones naturalistas afines a la cultura nórdica europea en espacios abiertos, sin abusar de las estereotipadas raíces e identidades culturales afincadas en el ‘realismo maravilloso’ de Magritte o Van Gogh.
Cebolla de cristal: puñales por la espalda (Glass Onion, Rian Johnson, Estados Unidos-Grecia 2022). Comedia de misterio y crímenes estelarizada por Daniel Craig (James Bond), en el rol del acucioso y a veces despistado detective sureño Benoit Blanc. Precedida por la exitosa Knives Out (Entre navajas y secretos), igualmente presente en el catálogo de Netflix.
Convidado de piedra a la isla privada griega de un científico multimillonario, ‘Mr. Blanc’ deberá resolver el rompecabezas financiero de la llamada ‘cebolla de cristal’, que alude a las capas transparentes de una proyectada fábrica extractora de hidrógeno que podría superar hipotéticamente la crisis energética mundial. Es, de igual manera, una estrafalaria estructura arquitectónica de vidrio rodeada de columnatas que pretende calcar un templete helénico fusionado con tallas de cristal de roca y arabescos propios del kitsch.
En cuanto a su enredada configuración novelesca desprendida del género criminal de bolsillo, el excéntrico y quizás perverso anfitrión acusó a sus ocho personajes invitados de querer asesinarlo en ese fin de semana cercano al marasmo colectivo. Sospechas que giran en torno al poder emanado por objetivos capciosos y explotadores durante los ascensos meteóricos de sus elegidos en espacios tanto artísticos y empresariales como políticos y deportivos.
MAURICIO LAURENS