Hace un poco menos de seis meses el país recibió la extraordinaria noticia del fallo del tribunal internacional que condena a Chicago Bridge and Iron (CBI) a pagar a Reficar la suma de mil millones de dólares, más los intereses y los costos de abogados, que pueden ser otros 750 millones de dólares. La cifra total equivaldría a unos 7,4 billones de pesos colombianos, según el tipo de cambio del día de conocimiento de la sentencia. En esta decisión unánime, el tribunal también desestimó las pretensiones de CBI, calculadas en 400 millones de dólares, lo cual es, sin duda, una excelente noticia para el país, para Reficar y para Ecopetrol.
Quiero hacer un reconocimiento a los equipos de Reficar y de Ecopetrol que durante más de ocho años llevaron el proceso de arbitraje de manera disciplinada y rigurosa. También a las juntas directivas que siempre hicieron un seguimiento exhaustivo y apoyaron las determinaciones que se iban tomando para construir la defensa de los intereses de los colombianos en este caso emblemático para el país.
Si bien estos equipos, al igual que las firmas de abogados extranjeros y locales, merecen todo nuestro aplauso por haber hecho los análisis detallados y las presentaciones al tribunal, debo resaltar igualmente el trabajo de operadores, técnicos e ingenieros, hombres y mujeres. Ellos lograron poner en marcha, de manera comprometida y silenciosa, la refinería más moderna del continente y superar dificultades propias de los procesos de arranque y estabilización de un complejo industrial de las características de Reficar.
Todavía recuerdo cómo a mediados de 2016 tuvimos que enfrentarnos a la posibilidad de apagar la torre de crudo por problemas de acumulación de sales en su interior. Gracias al ingenio y compromiso de los técnicos y operadores de Ecopetrol, de Reficar y Barrancabermeja, logramos hacer la limpieza requerida sin apagar la refinería. O cómo a finales de 2017 logramos de manera exitosa la certificación técnica, tras una prueba a carga máxima durante más de dos meses y con las 34 plantas de Reficar operando bajo los más estrictos parámetros.
Reficar ha demostrado sus beneficios con hechos y una excelencia operativa reconocida internacionalmente.
Durante la pandemia, Reficar no se detuvo y fue fundamental para mantener el suministro ininterrumpido de combustibles al país. Y en 2022 pusimos en funcionamiento el primer electrolizador en pleno corazón de las instalaciones, con lo que se produjeron las primeras moléculas de hidrógeno verde de Colombia. Mi reconocimiento al equipo de Cenit, que suministró los es solares para alimentar dicho electrolizador. Poco después entró en operación la torre original de crudo de la refinería de Cartagena, lo que incrementó la capacidad de procesamiento de Reficar de 150.000 barriles de crudo a 210.000 barriles por día.
Como es sabido, el año pasado el Grupo Ecopetrol tuvo resultados históricos, con más de 33 billones de pesos de utilidad. Reficar fue un componente esencial de estos resultados, al aportar un poco más de dos billones de pesos, una suma que en 2023 debería ser similar.
La realidad de Reficar hoy muestra las ventajas de contar en el país con un complejo industrial de clase mundial, que permite tener combustibles de altísima calidad, con muy bajos contenidos de azufre, que aportan a la seguridad energética y significan relevantes recursos en exportaciones.
Más allá del ruido mediático que generó este megaproyecto, Reficar ha demostrado sus beneficios con hechos y una excelencia operativa reconocida internacionalmente, que parte de la tenacidad y resiliencia de su gente. Esto debe ser motivo de orgullo para todos los colombianos.
Hoy las istraciones de Reficar y Ecopetrol tienen la inmensa responsabilidad de continuar con una operación segura, eficiente y rentable. También de lograr, por parte de CBI, el pago del histórico laudo otorgado a favor de Reficar.
FELIPE BAYÓN PARDO