Así se esclareció uno de los 20 homicidios imputados a ‘los Camilo’

La captura esta semana de 18 integrantes de la banda delincuencial ‘los Camilo’ aún sigue generando repercusiones.

Se trata del tercer grupo delincuencial más peligroso de la capital del país, el cual movía más de 2.100 millones de pesos al mes. Dentro de su estructura delictiva tenían configurado un grupo de sicarios que cobraban hasta 3 millones de pesos por asesinato, dependiendo la importancia de la víctima, que casi siempre eran jíbaros que querían entrar a sectores de Bosa, Kennedy y Tunjuelito, donde ellos dominaban la venta de estupefacientes.

(Además: Cae la tercera banda más peligrosa de Bogotá, ¿cuáles son las dos primeras?)

En medio del proceso de investigación, se conoció sobre un homicidio que los investigadores de la Sijín de la Policía de Bogotá esclarecieron, y que fue pieza clave para avanzar en el proceso de judicialización de estos criminales. Las acciones para desvertebrar esta estructura empezaron en enero de este año, gracias a que un agente encubierto logró ganarse la confianza de los cabecillas de la banda.

Él aportó algunas líneas telefónicas que les permitieron a los uniformados solicitar un permiso para interceptar las llamadas de los presuntos delincuentes. Una vez autorizados, los policías empezaron a escucharlos. Hablaban entre ellos sobre cómo iban las ventas de drogas y, en ocasiones, de los homicidios que iban a cometer o que cometían.

(Lea esto: ¿Quién es el peligroso líder de la banda 'Los de Camilo'?)

El 16 de junio pasado, una conversación puso en alerta a los agentes, que informaron de inmediato a los cuadrantes del barrio Santa Fe, de Bosa, que en este sector era posible que se cometiera un asesinato. Aunque se desplegaron unidades tratando de prevenir el hecho, a las 6:48 de la tarde, en la 98C con calle 56G sur, fue asesinado Jorge Enrique Toro, alias Toro, un jíbaro independiente de 26 años que solía cambiar de sectores de la ciudad para comercializar estupefacientes. Para su desgracia, llegó a la zona dominada por ‘los Camilo’. Sin embargo, todo quedó grabado en cámaras de video del sector, y esto ayudó a avanzar en las indagaciones.

“Se ve muy claro cómo ocurrió el hecho, sin mediar palabra llega la persona y le dispara en una ocasión a la cabeza”, explica uno de los investigadores de la Mebog que participaron en este caso. El homicidio fue trabajo de un profesional.

(Esto le interesa: Desarticulan banda 'los de Camilo', responsables de 20 homicidios en Bogotá)

Solo un disparo, muy cerca de la víctima, rápido. Cuando los investigadores vieron los videos, supieron de inmediato de quién se trataba. “Habíamos establecido que esta persona era alias el Flaco Javier, quien estaba cometiendo los homicidios en este sector era él, porque era el jefe de sicarios”, agregó el agente. Este asesino tenía un sueldo fijo semanal de 500.000 pesos, aparte de lo que conseguía por cada golpe, que iba desde 300.000 hasta los 3 o 4 millones, dependiendo el blanco.

Una vez cometido este asesinato, el ‘Flaco’ se fue para una de las casas en las que solía esconderse. En esa oportunidad se fue a Patio Bonito. No obstante, el jefe de gatilleros de ‘los Camilo’ cambiaba de residencia cada dos meses entre Kennedy, Bosa y Tunjuelito. Además, se detectó que no actuó solo. Muy cerca de él estaba alias Gota a Gota, quien se encargaba de vigilar que la muerte se consumara.

(Además: Torturas en URI serían por disputas de bandas de migrantes y locales)

Con estos elementos, fue posible imputarle cargos a esta banda delincuencial por el asesinato de alias Toro. En total son 20 los asesinatos por los que deberán responder estos delincuentes. Sin embargo, se estima que podrían estar relacionados con al menos 50.