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'A mi hija la dieron por muerta, pero estaba viva tras accidente con Policía en Bogotá’
La familia alega que la patrulla hizo un giro prohibido. Luego, denuncian, la movieron del lugar.
Arenas, de 21 años, falleció el pasado 21 de septiembre tras el grave accidente de tránsito. Foto: Cortesía para EL TIEMPO
A las 10:15 p.m. el cuerpo de Ashly Nathalia Arenas Aguilar yacía cubierto con una manta negra. Cerca de 30 minutos atrás, apenas tres cuartos de hora después de finalizar la jornada del día sin carro en Bogotá, el 21 de septiembre, la recién graduada de azafata había sufrido un grave accidente de tránsito. La motocicleta de Andrés Felipe Pulido, su novio, chocó con una patrulla en la intersección de la Av. Caracas con calle sexta, justo en frente del Comando de la Policía Metropolitana de Bogotá. Y Arenas, quien iba de pasajera, terminó llevándose la peor parte.
El croquis del accidente indica que el vehículo policial venía por el sentido sur norte de la Caracas y, de repente, viró a la izquierda. Fue un “giro brusco”, según el informe oficial. En ese movimiento, la patrulla impactó frontalmente la motocicleta de Andrés, quien junto a su pareja terminó en el suelo. Luego, al menos tres ambulancias llegaron al lugar. Los paramédicos determinaron que el joven, de 22 años, debía ser remitido a la Clínica Santa Juliana, tras sufrir traumas en su rostro, cuello y piernas. Nathalia, de 21, a juicio de quien la atendió, había fallecido. Pero media hora después, cuando llegó Jeisson, su padre, el panorama cambió.
En medio de la angustia natural, el papá retiró la manta del cuerpo y le dio respiración boca a boca a su hija. Apenas tocó la mano de Nathalia, Jeisson gritó que alcanzó a percibir su pulso. El equipo de otra ambulancia que se había quedado en el sitio, relata la familia, confirmó su sentir y la llevó de urgencia al mismo centro médico donde atendían a Andrés. Sin embargo, allí les dijeron que ya no había nada que hacer. En adelante, una historia que dos meses después es materia de investigación de la Fiscalía y causa de desazón en toda una familia.
‘La única azafata que nunca se ha subido a un avión’
Arenas, de 21 años, falleció el pasado 21 de septiembre tras el grave accidente de tránsito. Foto:Cortesía para EL TIEMPO
Maritza Aguilar, madre de Ashly Nathalia, todavía habla en presente. La ‘profe’, quien trabaja como coordinadora en un centro educativo del sur de Bogotá, no asimila que su hija menor haya muerto. Y mucho menos que lo haya hecho de la manera en que lo hizo. “Lo único malo que hace Nathalia es que siempre se queda dormida”, dice al empezar a describirla.
En sus 21 años, la joven bogotana siempre fue una mujer “de casa”. Arropada por una madre cuidadora, la mayor distracción que desarrolló Nathalia fue encerrarse en su cuarto después de terminar su rutina. Ante la pregunta de qué hacía, su familia recuerda que le gustaba estar en su espacio, viendo películas o simplemente escuchando música. Muchas veces, relata Maritza, llegó preocupada a su puerta. Un sencillo “Mami, aquí estoy, estoy bien” palió cualquier temor.
Yessica, hermana mayor de Nathalia, la recuerda como una muchacha vanidosa que contagiaba a los demás con su “sonrisa explosiva”. “A mi hermana le gustaba mucho estar en casa, pero cuando había que salir lo hacía con todas las de la ley. A ella le gustaba arreglarse y de verdad que tenía un encanto único”, comenta. Luego, Maritza interviene: “A mí me encanta peinarla, yo la verdad la consiento mucho”.
Sobre los sueños de la menor del hogar, madre y hermana coinciden: su anhelo era volar. La joven, quien nunca dudó en ayudar en el negocio que tiene la familia en el barrio Molinos, tenía como meta ser azafata. Por eso se graduó como auxiliar de servicio a bordo en la Corporación Educativa Indoamericana el pasado 29 de agosto.
“Yo siempre he dicho que ella es la única azafata que nunca se ha subido a un avión, así es su pureza…”, expresa Maritza, entre sollozos.
Durante el último año, mientras terminaba sus estudios, Nathalia había buscado trabajar fuera de casa. En el camino, la idea de entrar al ‘call center’ de una aerolínea se presentó como la opción predilecta de hacer algo que, de alguna forma, se relacionara con su pasión. Pero en la primera prueba de ingreso, durante una videollamada en la que los aspirantes se contaban por decenas, lo que realmente llamó su atención fue la imagen de perfil de un joven de nombre Andrés Felipe Pulido.
En el proceso, a Nathalia la llamaron para una nueva entrevista. Sin embargo, recuerda Maritza, “la perdió por quedarse dormida”. Con la excusa de preguntarle si él había avanzado, Nathalia buscó el número de Andrés en el grupo en común y le escribió. “Él le dijo que no, que le había salido una mejor opción…, pero a partir de ahí empezaron a charlar y después nunca pararon”, señala la madre.
Arenas, de 21 años, falleció el pasado 21 de septiembre tras el grave accidente de tránsito. Foto:Cortesía para EL TIEMPO
Para finales de 2022, Nathalia ya había entablado una relación con Andrés; la primera de toda su vida. “Ella nunca había tenido novio y se emocionó mucho con él. Ella estaba en el negocio y se le escuchaba siempre hablar por teléfono. Yo le di algunos consejos…, pero ella sabía lo que era querer, siempre fue muy protectora con él”, relata Maritza, quien al tratar el tema empieza a hablar en pasado.
Yessica y Maritza recuerdan que desde un comienzo vivieron la relación entre Nathalia y Andrés de forma cercana, quizá porque la primera vez que lo conocieron fue después de que él fuera víctima de un atraco. “Ahí ya nos encariñamos con él, porque se veía que en verdad quería a Natha a pesar de cualquier cosa que le pasara”, comentan.
Los recuerdos de la relación derivan inevitablemente en las horas previas al fatal accidente. Ese día, la joven pareja venía de regreso de unos días de haber compartido en la casa de Andrés, en el barrio Bonanza. La idea era que Nathalia estuviera en su casa el miércoles 20, pero para no trasladarse en la madrugada prefirieron esperar al jueves. Y ante la dinámica del Día sin carro, volvieron a pasar el día y fueron a cine en el centro comercial Titán Plaza. Esperaron hasta las 9 p.m. para ir en la moto, que apenas tenía un mes de comprada, a la casa de los Arenas. Pero tristemente nunca llegaron.
‘Le arrancaron su vida y, de paso, se llevaron la nuestra’
“Hola mamita, ya vamos para allá”, le alcanzó a escribir Nathalia a su mamá sobre las 9:07 p.m. de aquel jueves 21 de septiembre.
“Aquí los espero”, respondió Maritza a las 9:30 p.m., pero el mensaje no fue recibido.
Pasadas las 9:40, la llamada de un hombre que la madre no logra identificar le reportó el grave accidente. Consternada, Maritza le entregó el celular a Jeisson, quien dijo que no había tiempo que perder y salieron para el Comando de Policía. Antes de llegar, alarmados, llamaron a Andrés Felipe.
“Yo no tuve la culpa, doña Martiza, se lo juro”, apenas musitó el joven, quien ya estaba tendido en el suelo.
Lo que vino después fue una serie de hechos que todavía no tienen una sola explicación. La familia denuncia que Nathalia estaba viva y que no está claro quién la dio por muerta. Además, alega que de forma extraña se perdieron los documentos de Andrés Felipe y Nathalia, que nadie les ha querido compartir los videos de las cámaras de la zona, que la patrulla fue movida después del accidente y que no han recibido “ni una llamada de la Policía”.
“Le arrancaron su vida y de paso se llevaron la nuestra. A mi hija la dieron por muerta, pero ella estaba viva después del accidente con la patrulla”, reclama Maritza, mientras enseña un álbum de fotos de Nathalia.
Según cuenta la madre, fue diagnosticada de cáncer algunas semanas previas al accidente y pensaba no tratarse. Pero ahora no tiene dudas: quiere recuperarse para luchar por la memoria de su hija. Por eso, dice, lleva consigo una maleta en la que carga las imágenes de su hija “para que esto no quede en el olvido”.
Sobre lo que esperan ella y su familia, en medio del apoyo legal e integral que han recibido del equipo de Solo Emergencias Moteros (S.E.M.), Maritza Aguilar es certera: “A mí no me interesa que alguien pase toda su vida en la cárcel, lo que yo quiero es que se acepte que hubo un error, que al menos alguien nos llame a pedirnos disculpas, que acepten qué fue lo que pasó porque nos quitaron a mi hija y eso no va a cambiar”.
El pronunciamiento de las autoridades
Unidad de Criminalística. Foto:Kevín Díaz. Citytv.
Interrogado por EL TIEMPO, un portavoz de la Policía Metropolitana de Bogotá dijo que se debe esperar a que las investigaciones concluyan y se establezca la responsabilidad del accidente. Entretanto, se mantienen en su pronunciamiento.
“Al lugar acudieron nuestras unidades especializadas para hacer el procesamiento del lugar de los hechos. Inicialmente, una ambulancia de la Secretaría de Salud llega al lugar para brindar todo el apoyo médico, determina que la mujer involucrada fallece en el lugar y el conductor de la motocicleta se encuentra lesionado y le brindan la atención”, expresó el teniente coronel Jhon Silva, subjefe de la seccional de Tránsito y Transporte.
“Todo nuestro componente de investigación criminal acudió al lugar de los hechos para su procesamiento y junto con la Fiscalía General de la Nación, que tiene el direccionamiento de la investigación, se determinarán las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que ocurrió este lamentable evento”, señaló.
De parte de la Secretaría de Salud indicaron que el equipo de Inspección, Vigilancia y Control tiene registro de que Ashly Nathalia fue atendida por una ambulancia particular y que, según sus procedimientos, no fue declarada fallecida en el lugar del accidente. Un portavoz de la entidad le aseguró a este diario que, a pesar de la denuncia de los allegados de la víctima, la entidad "no encuentra ninguna falencia en la atención prestada" a la joven, cuya muerte fue decretada, dice la Secretaría, en la Clínica Santa Juliana.
El abogado especialista Rolando Penagos, quien representa a la familia afectada, sostiene que “el caso de Ashley Natalia es de importancia porque hay una imprudencia de una patrulla de Policía, que realizó un giro prohibido"
"Se supone que la Policía debe dar el ejemplo del cumplimiento de las normas, pero en este caso todo indica que no fue así. ¿Si la autoridad no cumple la norma entonces a quién se le exige?”, alega el abogado.
“Ella duró al menos 30 minutos tendida en el suelo, cuando la dieron por muerta y realmente estaba viva. No es solo el accidente sino el manejo tan cruel que se le dio, ya que no le prestaron los primeros auxilios de la forma debida”, sostiene Penagos.