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Fabio Torres, el sargento (r) con una segunda oportunidad mejor que la primera

Luego de pisar una mina antipersonal, el soldado encontró en el deporte una forma de enfrentar las adversidades

Fabio Torres, pesista paralímpico colombiano Foto: MAURICIO MORENO / EL TIEMPO

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En 2008, Fabio Torres Silva no levantaba 230 kilogramos en una banca en un gimnasio, pero sí cargaba a sus espaldas una maleta de 20 kilos con raciones de alimento, hidratación, uniformes de combate, una hamaca y sus elementos de higiene personal. Caminaba largas horas por las montañas colombianas como sargento segundo del Ejército luego de haber prestado su servicio militar obligatorio y decidir hacer carrera de suboficial.
El 16 de agosto de ese año, cuando tenía 32 años, Torres realizaba operaciones de patrullaje junto con dos compañeros en el Catatumbo, Norte de Santander. Se encontraban en un perímetro de alto riesgo por la presencia de grupos armados y, sin saberlo, los tres entraron a un campo minado. Torres pisó una mina antipersonal que impactó en la pierna izquierda. De inmediato fue trasladado a la Clínica Santa Ana de Cúcuta, donde fue atendido de urgencia.
Su diagnóstico no era alentador pues los médicos le amputaron la pierna izquierda y vieron la pierna derecha casi destrozada. Lo llevaron al Hospital Militar de Bogotá, donde se enfrentó a un mes de recuperación lleno de procedimientos quirúrgicos, terapias y mucho dolor. En la pierna derecha le reconstruyeron completamente la tibia y el peroné.

Fabio Torres, pesista paralímpico colombiano Foto:Comité Paralímpico Colombiano

Luego llegó al Batallón de Sanidad, donde se recuperan los soldados que fueron víctimas de algún hecho violento, y allí conoció los distintos deportes adaptados, una forma de darle un nuevo rumbo a su vida. Le comentaron del voleibol sentado, el paraatletismo y hasta de la natación. Aunque no era para lo que se había preparado toda su vida, Torres se dejó convencer y le llamó la atención el levantamiento de pesas, también conocido como powerlifting, o en su disciplina, parapowerlifting.
Al comienzo fue un poco escéptico –reconoce–, pues si de algún deporte sabía, era de fútbol, el resto le sonaban lejanos. Pero gracias a su naturaleza física vio que tenía futuro con las pesas. No pasó ni siquiera un año y en el 2009 compitió en los Juegos Nacionales en Fusagasugá. Levantó 120 kg y ganó su primera medalla de oro.
El deporte fue su segunda oportunidad. A partir de ahí su palmarés habla de él como si fuera un deportista que se preparó toda su vida para alcanzar las doradas. El hombre nacido en La Tola, Nariño, fue tres veces medallista de los Juegos Nacionales (2012, 2015 y 2019), ganó seis medallas mundiales, oro en los Parapanamericanos de Santiago 2023 y dos bronces paralímpicos (Tokio 2021 y París 2024), las justas más grandes para un deportista.
Lleva con orgullo la bandera tricolor, al igual que la verde y amarilla de Nariño. Se emociona cada vez que representa a su país en competencias, tanto así que en Tokio 2021 y en París 2024 celebró las medallas de bronce con unos pasos de salsa choque, pues si bien pertenece al Equipo Bogotá, el Pacífico lo acompaña.

Fabio Torres, pesista paralímpico colombiano Foto:Comité Paralímpico Colombiano

Cuando lo nombraban por los megáfonos del coliseo en los Paralímpicos de París 2024, la gente se emocionaba y los niños le pedían que bailara, ¿eso lo motivó más?

Lo disfruté mucho porque hace cuatro años, con la pandemia, no había público. En esta competencia sí había muchos gritos, arengas y banderas de Colombia. Cada que salía, la gente armaba la bulla, yo les pasaba cerca y me gritaban ‘¡Fabio! ¡Fabio!’ y hasta los niños en sus idiomas me decían cosas mientras me bailaban. Eso me dio a entender que la gente estaba feliz y le gustaba la energía de uno. Realmente fue muy emocionante y sí, me motivaba a ganar una medalla por tanta gente que me apoyaba. Por eso les correspondí el baile de salsa choque a los niños, porque vinieron a verme y a alentarme.

¿Cómo fue su infancia en La Tola, Nariño?

Fueron pocos años, pero los recuerdo muy bien. Fue una infancia muy bonita que hoy la recuerdo como un momento de superación. Crecí en una familia numerosa siendo el mayor de siete hermanos y conviviendo con familia cercana. Allá jugaba mucho fútbol, descalzo y en unas canchas de barro. Luego era muy divertido ir al río a bañarse y quitarse todo ese barrizal que cargaba. Hoy en día miro esa etapa con felicidad porque logré muchas cosas saliendo de un lugar con dificultades.

Luego se fue a los 13 años a vivir a Cali buscando mejores oportunidades...

Ya fue más difícil empezar a vivir sin mi papá y sin mi mamá, me terminé de criar solo. A Cali llegué a vivir con un primo y de una vez empecé a trabajar en oficios varios de la construcción. Cumplí 18 años y me fui derecho para el Ejército a prestar el servicio militar.

¿Cómo fue la experiencia en el Ejército?

Me abrió un camino porque después de prestar el servicio quise quedarme como soldado voluntario y hacer el curso de suboficial. Tuve buen comportamiento y buen desempeño, entonces tenía todas las ganas de hacer carrera ahí.

Fabio Torres prestó el servicio militar y continuó carrera como suboficial Foto:@torresfabio1

Ocurre el accidente en 2008 y la vida da un giro completo. ¿Cómo fueron los meses de recuperación?

Fue muy complejo. Yo perdí una pierna y la otra me quedó muy jodida, incluso la reconstrucción de esa pierna fue más dolorosa y difícil que la misma pérdida de la pierna izquierda. Poco a poco iba avanzando y gracias a Dios me encontré con el deporte. Miré otras disciplinas como el voleibol sentado, pero no me gustaron los que eran en conjunto. Me gusta más luchar por mí mismo. Conocí el levantamiento de potencia (parapowerlifting) y empecé a competir seriamente con el equipo del Ejército. Ganaba, ganaba y ahí me pregunté hacia dónde iba con esto. En el 2013 lo asumí como un cambio de vida y decidí competir internacionalmente. Me enfoqué y jugué mi primer mundial en Dubái, en 2014, donde quedé en el puesto 14 del mundo. Esa fue mi señal para decidir que sería mi nueva vida.

¿Alguna vez pensó en renunciar a ese sueño?

Nunca, y ahora menos. He luchado mucho y seguiré luchando incluso para llegar a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. Siempre he sido una persona guerrera, a la que no le gusta perder y no acepta las derrotas. Por eso he sido muy disciplinado y me considero con mucha fortaleza mental.

Fabio Torres, pesista paralímpico colombiano Foto:Comité Paralímpico Colombiano

¿Cree que esa fue una de las claves para ganarse el bronce en París 2024?

Sí, fue una preparación muy constante. Trabajé mucho durante el año para lograr el mejor estado de forma. Fui a Egipto, a Tailandia y a Georgia a competir. También me gusta mucho estudiar a los rivales para darme confianza en cada competencia. Ahí me doy cuenta de que soy bueno y mi trabajo es digno de competir.

Se dice rápido como si fuera cualquier premio, pero ¿cómo fue ese 7 de septiembre de 2024, cuando ganó la medalla?

Me levanté tranquilo y desde temprano empecé a escuchar mi salsita y salsa choque para activarme. Siempre que me ducho y me arreglo lo hago con música. Luego desayuné unos camarones y un pescado. Fue una buena tanqueadita, pero me tocaba estar pendiente del peso, no pasarme de los 97 kilos. Me sentía como ansioso de que llegaran las 6 de la tarde para competir. Veía mis videos, los movimientos que debía hacer y preparaba la mente para los pesos con los que iba a salir. Necesitaba darme más confianza, pero me gusta darme la confianza yo mismo, no me gusta perder la concentración quizá llamando a mi familia.

Fabio Torres, ganador de la medalla de bronce en los Paralímpicos París 2024 Foto:Archivo EL TIEMPO

En su primer intento levantó 225 kilos; en el segundo, 228; y falla en el tercero intentando 230 kilos. Pero fue suficiente para ganar el bronce, ¿qué se siente escuchar el himno de Colombia estando entre los tres mejores del mundo?

Para uno es lo mejor. Es lo más bonito que he vivido, mi mayor orgullo. Alguna vez escuché el himno como soldado en el Ejército y tuve la fortuna de ahora escucharlo dos veces como medallista en unos Paralímpicos. Para mí significa mucho. Le di mucho al país como militar y ahora lo estoy haciendo como deportista. Se me aguaron los ojos al escuchar el himno y ver las banderas de mi país, además en un escenario tan lleno. En Europa muchas veces lo relacionan a uno con la cocaína, con Pablo Escobar, y para mí significa mucho que celebren el deporte. Eso es el deporte, es una alegría que une a los pueblos del mundo.

¿Tiene un lugar especial en su casa esa medalla de París?

Todas tienen un lugar especial, cada una tiene su magia. Ambas premian todo el esfuerzo y la lucha que me costó, pero cada una me recuerda un momento diferente de mi vida. Tokio fue la primera, me preparé mucho para ella porque venía de Río 2016, donde no gané nada. París ya venía con ese objetivo claro y lo conseguí.

¿Hay algo más arriba de la medalla de bronce a lo que aspire?

En noviembre estuve en una competencia nacional. Viniendo de los Paralímpicos, es de más bajo nivel, así que mi propósito después de los grandes juegos ha sido descansar mucho y volver a la lucha. Ya hicimos el trabajo más duro, el más grande, entonces espero hacer buenas competencias de aquí hasta el 2028. Aunque claro que uno aspira a un oro en una competencia así de grande como los Paralímpicos, pero también hay que tener en cuenta que llego con más edad y no sé si pueda levantar el mismo o más peso que lo que levanté en París 2024. Ya iremos viendo en el camino.
NICOLÁS DÍAZ MALPICA
Redacción del Impreso

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