Las malas posturas, el sobrepeso, el sedentarismo, los procesos degenerativos y ciertas enfermedades provocan dolor de espalda. En tal sentido, todas las personas son susceptibles de percibir esta molestia de forma recurrente o esporádica en algún momento de su vida.
El embarazo, particularmente, tiene un efecto sobre la columna vertebral que genera dicho dolor, debido a que el crecimiento del útero afecta la curvatura y la posición habitual de la misma.
“En la medida en que el peso extra traslada el centro de gravedad hacia delante, los músculos de la columna aumentan su trabajo para tratar de compensar el esfuerzo y la carga adicionales”, afirma el ortopedista Víctor Lizcano.
Este efecto compensador, explica el ginecoobstetra Andrés Daste, produce espasmo muscular y desencadena dolor en la zon lumbar, ya que la gestante lleva la espalda hacia atrás y abre un poco más las piernas para mantener el equilibrio (se le ve caminar como un pato).
A lo anterior, se suma el hecho de que las hormonas relajan la musculatura abdominal y de la espalda, así como las articulaciones, volviéndolas inestables.
Ocasionalmente, se presentan dolores radiculares, es decir, malestares que se irradian a las piernas como el hormigueo, originados por la irritación de las raíces nerviosas de la columna.
El sacro
El aumento de peso y la variación de la columna ejercen presión sobre la articulación sacro-ilíaca, que fija la columna a la pelvis. Esta tiene un movimiento limitado y a medida que el feto se acomoda en la cavidad pélvica, sufre cierto nivel de estrés que se traduce en dolor en la región glútea.
“Adicionalmente, hacia el final del embarazo se incrementa la presión sobre el cóccix –hueso pequeño ubicado en la punta inferior de la columna–. El feto, al buscar su posición cuando se acerca el trabajo de parto, lo empuja hacia atrás levemente y produce un dolor casi perianal”, agrega el ortopedista Lizcano.
Contra las molestias
El médico fisiatra Carlos Francisco Fernández indica la importancia de la higiene postural durante el embarazo (aunque aplica en todo momento), que se estructura sobre los siguientes principios:
- Hacer ejercicio diariamente. El sedentarismo en esta etapa aumenta el dolor lumbar.
- Mantener un equilibrio entre los músculos de la parte anterior (abdominales) y posterior (de la espalda) para el sostenimiento de la gestante.
- Permanecer en el peso ideal, según la evolución del embarazo. Debe revisar su Indice de Masa Corporal (IMC).
- Dormir en una cama dura. Si es posible, utilizar cojines de soporte entre las piernas.
- Hacer estiramientos de los músculos flexores y de espalda.
- Evitar levantar cargas contra resistencia. Cuando la gestante lo hace, debe doblar las rodillas, mantener la espalda recta y pegar la carga al cuerpo.
- Aplicarse compresas de agua fría en el área del dolor.
- No automedicarse.
El ginecoobstetra Andrés Daste sugiere, por su parte, que la gestante evite las malas posturas e, idealmente, trabaje en sillas ergonómicas. “Algunos obstetras recomendamos fajas que ayudan a sostener al bebé y los músculos paravertebrales. Estas se utilizan a finales del segundo trimestre y parte del tercero y favorecen la disminución del dolor”, agrega el especialista.
Analgésicos como el acetaminofén también pueden ayudar, pero deben ser prescritos por el médico.
El ejercicio
“El ejercicio no se puede masificar y depende de la capacidad física de la gestante”, señala la fisioterapeuta Eliana Monroy, recalcando la importancia de valorar de manera integral a la mujer antes de sugerirle qué posturas o movimientos realizar. Es ideal trabajar la parte cardiovascular y el estiramiento y fortaleza de los músculos abdominales, de la espalda, del piso pélvico y de los glúteos. Las posiciones de yoga, indica, también son recomendables para mitigar los dolores, pues ayudan a relajar.
Según la fisioterapeuta, dos horas de ejercicio, al menos tres veces por semana, son recomendables para llevar un embarazo en buenas condiciones.
“No debe practicarse en exceso. La intensidad y el tipo de ejercicio se modifican según el caso”, agrega Sonia Monroy, licenciada en educación física.
Para ambas, es ideal un buen estado físico antes del embarazo . Si la mujer tiene una adecuada postura y un buen tono muscular, va a tener menos malestares.
Andrea Linares G.
Redactora ABC del bebé